La comunicación, factor de
éxito en las reuniones de P.H.
as reuniones del máximo órgano en las propiedades horizontales,
se caracterizan por el debate, la discusión y los
aparentes acuerdos, todos ellos dentro del marco de la
comunicación. Paso a paso, cuando revisamos el cómo se
desarrollaron muchas de las reuniones de la asamblea, encontramos
serias falencias y grandes vacíos de información y datos, lo
que permite sin equivocación, afirmar que la comunicación no se
da como se espera, como se proyecta y mucho menos hace parte
de las herramientas de los miembros de los diferentes órganos;
brilla su ausencia en inquietante mayoría.
Todo lo relacionado con informes,
datos contables, financieros,
contractuales, están a la orden del
día a libre interpretación, ante no
su conocimiento; si bien es cierto
que es una práctica no generalizada,
esta misma es la que desafortunadamente
incendia las
reuniones antes de su inicio, se
parcializa la comunidad, aflora o
se profundizan las divisiones, los
criterios e interpretaciones llegan
por cientos y realmente acuerdos
sobre el momento y la realidad
que afronta la persona jurídica;
son pocos.
La falta de brindar informes
mensuales o de cierta periodicidad,
los ataques de quienes en el
pasado ostentaban algún cargo,
el claro desconocimiento normativo
y técnico, de cómo funciona
en toda su extensión una propiedad
horizontal, son el caldo
de cultivo donde se propician y
nacen desacuerdos y rivalidades
insulsas, que no construyen en
lo absoluto y atentan contra toda
concepción colectiva de progreso
y desarrollo.
El tener acceso a la información,
la garantía de un derecho de inspección
que no es propio de la
ley 675 de 2001, la transparencia
y el contar con trazabilidad en
todos los procesos y actividades,
relacionadas directamente con las
funciones del administrador de
la P.H., días antes de la reunión,
permitirán que ellas sean desarrolladas
en menor tiempo, que
los comentarios y señalamientos
que se realizan desaparezcan, que
el establecimiento de intereses
al momento de querer ocupar el
cargo de consejero, sea realmente
el interés general, el trabajo desinteresado
y la labor de verdaderos
líderes y no de aquel que persigue
su beneficio personal y la vanagloria.
Todo lo anterior se combate y
permite corregirse, si atendemos
algunas de las bondades de la
comunicación, donde encontraremos
en la confianza,
aquello que como administrador,
gerente y líder, presenta
en su gestión el día
de la reunión, pero apoyado
en todo lo realizado y
debidamente soportado e
informado.
La credibilidad
que se requiere para fortalecer
los procesos y que se brinde
apoyo a una continuidad en el
cargo, fruto de la transparencia y
que todos aquellos que integran
la asamblea general, entiendan lo
que se viene realizando, ejecutando
y lo que se propone para seguir
mejorando.
Como líderes, recordemos que
debemos motivar a nuestros propietarios,
residentes, proveedores
y en general, a todo aquel que
tenga interés en el presente y futuro
de la propiedad horizontal,
vista como organización y su permanencia
en el tiempo.
La reputación, como bondad
de la comunicación es generosa,
toda vez que recae tanto en el administrador
como en la copropiedad;
su buen nombre, su posicionamiento,
su marca personal viaja
a través del voz a voz, brindándole
al administrador la amplia posibilidad
de ser fruto del deseo de
aquellas propiedades, donde se
requieren buenos y excelentes
administradores; para el conjunto
, edificio o centro comercial,
su status de buena copropiedad,
de puntualidad en el pago a proveedores,
de cumplimiento en la
normatividad interna y donde los
problemas de convivencia son
asunto del pasado, le convertirán
en lugares propicios para el buen
vivir, para la realización de negocios
a cualquier escala y objetivo
de quienes compraron su primera
vivienda o son parte del grupo de
inversores inmobiliarios interesados
en este tentativo mercado.
Gracias a lo tratado, entenderemos
que en nuestras manos, en
nuestras actitudes y conductas,
está trazada la ruta para tener reuniones
exitosas, donde la información
necesaria para la toma de
decisiones, sea el común indicador
de aquellos que hacen uso de la
palabra, así como de aquellos que
propongan soluciones a posibles
problemas y también de aquellos
que no estén de acuerdo.
Esperando que esta simple
reflexión lleve a modelar
nuevos procesos,
a identificar los actuales
y a medir y perfeccionar
otros, donde se entienda
que el administrador y su
consejo de administración
no van solos y siempre deben
tener presente, que trabajan
buscando beneficios generales y
una mejor calidad de vida.